¿Todos con la minería?

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Coincido mucho con Sebastián Saharrea del DIARIO DE CUYO:


"Pasó lo que pasó, ya está. El tratamiento del tema glaciares en el Senado fue como una buena novela mexicana: hubo traiciones, golpes bajos, especulaciones y hasta crisis de identidad.

A 10 días de distancia llegó el momento de hacer un recuento a modo de balance. Surge entonces que:

- El oficialismo kirchnerista se ha convertido en un terreno gelatinoso donde ya no cuentan viejos episodios de lealtades, y donde los asuntos más importantes como éste pueden caer en manos de cuentas pendientes muy menores.

- El terreno político local no da para detener la irracionalidad de escupir para arriba: Algún día, quienes se oponen por el sólo hecho de oponerse se encontrarán apresados por sus propias acciones de sembrar miedo en la gente.

- Los sanjuaninos aún no podemos sacudirnos de cierto pecado de identidad: no tenemos bien en claro de qué vivimos.

Miguel Pichetto fue el nombre y apellido que más costó deglutir de los que terminaron levantando la mano contra los intereses de las provincias mineras: Hablar de él es lo mismo que hablar de los Kirchner.
El propio senador rionegrino se ufanó esa madrugada de esa pertenencia estricta y de estar disfrutando una libertad desacostumbrada para un tema tan sensible al desarrollo de una parte del país.

A su turno, la clavó al ángulo. Justo él, uno de los senadores que más percute -o percutía- con eso de que Gioja vaya de vice, que supo ser carne y uña con el sanjuanino en sus tiempos de senador, que afinó estrategias en común en los tiempos difíciles.

Antes de recibir un llamado desde Nueva York, donde Kirchner acompañaba a la presidenta, Gioja sabía lo que se venía. Y lo sabía porque había corrido como reguero de pólvora la versión de que el jefe de Bloque K estaba dispuesto a cobrarse facturas pendientes con César Gioja, a quien señalan en el núcleo duro kirchnerista -que incluye a Filmus, el autor de la ley que él mismo votó en contra- por cierta actitud militante contra la ley de matrimonio gay.

Se olía que Pichetto estaba dispuesto a dejar atrás todos aquellos recuerdos de batallas comunes para sacarse la espina que le quedó en aquella votación del matrimonio, aún habiéndola ganado.
Se olía, a pesar de cierta incredulidad de que fuera a concretar su vendetta en un tema en que a San Juan le iba el futuro. Se habrá sentido liberado ante el voto dividido de los sanjuaninos: si ni ellos votan juntos, por qué los voy a salvar yo, pudo pensar.

Pichetto es rionegrino y cuando votó, ya estaban a salvo los intereses de su provincia. Es que allí lo que importa es el petróleo y no la minería, y a los petroleros lo que más los preocupaba era el artículo 17 que detenía toda actividad industrial cercana a los hielos hasta que el Ianigla terminara su inventario. Cuando Pichetto votó, ese artículo ya había sido eliminado.

¿Llamó Kirchner? Hubo cierto aroma a falta envido, asociado al interés del gobierno nacional de no aparecer esta vez en el rol de salvador de las corporaciones, como ocurrió con el veto. En San Juan dicen que les consta que algunos senadores -y no Pichetto- terminaron votando a favor de la minería por llamado del ex presidente.

Pero justo se escabulló Pichetto, un voto que de todos modos no hubiera alcanzado para torcer el rumbo porque clavaba un empate y Cobos hubiera sentenciado con un no positivo por la ley de Bonasso.
A no ser que Basualdo abandonara su neutralidad, o que no se produjeran otros asombrosos casos de traición o especulación política en el propio bloque K. Como el del senador Bermejo, mendocino a quien contaban entre la tropa que apoyaría el proyecto más beneficioso para la minería. Hubo una pirueta curiosa en esta decisión porque Bermejo responde a Jaque y al gobernador mendocino Greenpeace lo computó entre los que apoyaban su postura. El propio Jaque corrigió y dijo que apoyaba el proyecto del Senado, es decir el de Filmus, es decir el más tolerante. Entonces, las ONG lo incluyeron entre los supuestos beneficiarios de una Banelco Gold, como llamaron a quienes apoyan la minería y de quienes sospecharon en voz alta que reciben retornos de las empresas del oro como aquella Banelco del Senado de De la Rúa. Pero Bermejo votó por la ley Bonasso y tenía razón Greenpeace en festejar por adelantado. ¿Banelco Green?

O la otra pirueta riojana, diseñada por la interna oficial. Allí, Beder Herrera volteó hace varios años a Angel Mazza -de quien era su vice- montado en la antiminería, pero una vez gobernador Beder se reconvirtió. Cómo son las cosas que ahora, la hermana de Mazza -ex secretario de Minería de la Nación con Menem-, Ada Mazza, votó a favor de la ley restrictiva de Bonasso. Nuevamente, viejas facturas. Ah, Menem no fue.

Lo de Basualdo, nadie mejor que él para definirlo. Dijo el senador esta semana "quedé mal con todos", en su afán de mostrarse lejos de Ibarra pero también lejos de Gioja. Atrapado, no quedó cerca de nadie, ni siquiera de su propio electorado. Recibió el reto de los comerciantes porque esperaban que mirara el problema desde la óptica de un comerciante, como es él. Y del empresariado, base electoral de Roberto, mientras se cae a pedazos el ensayo electoral que intenta con Mauricio Ibarra, ante semejantes y evidentes diferencias en temas tan gravitantes para San Juan como la actividad minera.

Dos exponentes de esa actividad comercial y empresarial resentida por el freno de mano que aplicó glaciares, explicaron claramente por qué no se trata sólo de un problema del sector minero sino de la sociedad sanjuanina en general. Y por qué el batifondo entre sanjuaninos es como pegarse un tiro en el pie.

Hermes Rodríguez, presidente hasta hace pocos días del Centro Comercial, dijo la semana pasada en Misión Imposible -por Radio Colón- que tienen perfectamente cuantificado el impacto de la minería en el comercio provincial. Consideran que el 30% del repunte de los últimos años obedece a la minería y les coinciden hasta las fechas: se vende más desde hace 5 años, cuando comenzó a funcionar Veladero.

Claro que el repunte está inserto en un mejoramiento general del comercio en el país, pero siempre San Juan -especialmente en los últimos meses- marcó índices superadores a los registros de los grandes polos de consumo, como Córdoba y Santa Fe. Después de glaciares, empezaron a caer las ventas.

Pero tal vez la síntesis más contundente del problema lo aportó Dino Minozzi, de una de la dos cámara de constructores de la provincia, también preocupada por el impacto. Reflexionó Minozzi sobre una evidente crisis de identidad provincial: no saber de qué uno vive.

Preguntó: "¿Cuánta gente hubo en la Plaza 25 el día de la 125? Casi llena". Y siguió: "¿Cuántas hectáreas de soja hay en San Juan? Ninguna. Y ¿cuánta gente hubo el día de la vigilia por la minería?" Unos 700, casi todos movilizados por los piqueteros, es la respuesta.

Allí fue al hueso: "¿No debería haber estado gente del club San Martín, por ejemplo, que recibe muchos recursos de la minería. Y también Desamparados, los ciclistas casi todos, Henry Martín, Lino Sisterna y su auto del Dakar, UPCN y su equipo de vóley, y los albañiles, y los empleados de comercio, y los dueños de comercios..... Entonces no sabemos qué es lo que nos da de comer".

La lista de los que deberían estar es larga, interminable. Esa madrugada de miércoles sólo había un puñado de movilizados y gente de las empresas preocupada más que nada por dónde poner la parrilla de donde salían los sabrosos choripanes."

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